Cuenta la leyenda que en la Hondonada Dormida (Sleepy Hollow) hay un jinete que va cortando cabezas en las noches sin luna (y con luna también), porque a él le cortaron la suya... Dicen que estaba al servicio del mismísimo Demonio... La leyenda cuenta que un profesor llegó al pueblo de Sleepy Hollow, y tras enamorarse de la hija del alcalde, el Jinete Sin Cabeza acudió a matarlo. Le tiró una calabaza en llamas y jamás se volvió a ver al profesor... De no haber sido por las víctimas mortales de los siguientes días y semanas, casi habría pasado por una broma cruel...
El Jinete Sin Cabeza no descansa en paz, sale de su tumba, va de un lugar a otro, buscando
su cabeza, o cualquier cabeza, intentando destruir el mundo que lo destruyó a él. Podemos pensar, entonces, que la muerte no es el final de todo.
Aunque, desde luego, nadie ha venido desde ultratumba para decírnoslo, y el Jinete Sin Cabeza, por desgracia, no podía hablar.
Hay muchas leyendas sobre fantasmas, sobre personas muertas que vuelven a andar por el mundo, sobre espíritus que protegen, o torturan, a los vivos. Y, díganme ustedes, ¿No están acaso las leyendas fundamentadas siempre en un hecho real?
¿Qué puede haceros pensar que, una vez que morimos, nuestro cuerpo se queda, yermo y frío, en su tumba, pudriéndose lentamente y convirtiéndose en polvo? ¿Qué puede hacernos pensar que no existe un cielo y un infierno? ¿Qué puede hacernos pensar que el alma es una invención que comenzó hace miles de años, cuando los Neanderthalensis enterraban a sus muertos con sus amuletos sagrados? (En la película de Disney, Hermano Oso, se ve bastante bien el tema del alma y la muerte). Sí, podríais decir que no hay nada que nos haga pensar lo contrario, pero en ese caso sólo me estaríais dando la razón a mí, pues todos sabemos que la esperanza, la vida después de la muerte, es lo que nos hace no angustiarnos con la vejez y la edad, no angustiarnos cuando perdemos a alguien. Si no hay nada que demuestre si es cierto o no, ¿Por qué no creerlo, cuando nos hace tanto bien psicológico? Al fin y al cabo, si resulta ser una mentira, no estaríamos perdiendo nada, pues al morir dejaríamos de existir, pero si resulta ser cierto, ganaremos en esperanza y en tranquilidad.
El Jinete Sin Cabeza no descansa en paz, sale de su tumba, va de un lugar a otro, buscando
su cabeza, o cualquier cabeza, intentando destruir el mundo que lo destruyó a él. Podemos pensar, entonces, que la muerte no es el final de todo.
Aunque, desde luego, nadie ha venido desde ultratumba para decírnoslo, y el Jinete Sin Cabeza, por desgracia, no podía hablar.
Hay muchas leyendas sobre fantasmas, sobre personas muertas que vuelven a andar por el mundo, sobre espíritus que protegen, o torturan, a los vivos. Y, díganme ustedes, ¿No están acaso las leyendas fundamentadas siempre en un hecho real?
¿Qué puede haceros pensar que, una vez que morimos, nuestro cuerpo se queda, yermo y frío, en su tumba, pudriéndose lentamente y convirtiéndose en polvo? ¿Qué puede hacernos pensar que no existe un cielo y un infierno? ¿Qué puede hacernos pensar que el alma es una invención que comenzó hace miles de años, cuando los Neanderthalensis enterraban a sus muertos con sus amuletos sagrados? (En la película de Disney, Hermano Oso, se ve bastante bien el tema del alma y la muerte). Sí, podríais decir que no hay nada que nos haga pensar lo contrario, pero en ese caso sólo me estaríais dando la razón a mí, pues todos sabemos que la esperanza, la vida después de la muerte, es lo que nos hace no angustiarnos con la vejez y la edad, no angustiarnos cuando perdemos a alguien. Si no hay nada que demuestre si es cierto o no, ¿Por qué no creerlo, cuando nos hace tanto bien psicológico? Al fin y al cabo, si resulta ser una mentira, no estaríamos perdiendo nada, pues al morir dejaríamos de existir, pero si resulta ser cierto, ganaremos en esperanza y en tranquilidad.


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