Situaciones embarazosas

¿Perdona? No te oigo, habla más fuerte. 
No. Jamás lo hagáis. Es una trampa. ¡¡No habléis más fuerte!! Imagina que estás en una clase de baile, o en una pista de baile, una discoteca, un pub... Cualquier lugar donde la música esté a un volumen muy alto y tú tratas de contarle a tu amiga el último cotilleo o criticar a alguien presente -siempre algo muy muy ridículo- y tu amiga no te oye. ¿Perdona? No te oigo con la música, habla más fuerte... Y tú empiezas a gritar -lo que con la música parece hablar normal- y-... Clic. Alguien apaga el equipo. Y tú estás gritando algo muy embarazoso y solo se te oye a ti. Y miras a tu amiga con cara de... ¿me oyes ahora, mala pécora?
María Murube Ponce.
La familia, que es mu' mala. 
¿Quién no tiene un familiar con un sentido de la discreción nulo? Pues resulta que estás con uno o varios amigos (del sexo contrario al tuyo) y siempre, siempre, siempre te ve alguien. En mi caso, una prima. Y claro, como parece que no se puede tener amigos sin que haya nada más, ella, aun estando a kilómetro y medio, grita "PRIMAAAAAAAAAAA QUE TE HE PILLAOOOOOOOOOOOOOOO QUE TIENES NOVIO GASHONAAAAAAAAAAA". ¿Qué se supone que tienes que hacer? ¿La ignoras? ¿La saludas? Te asustas, se te suben los colores, te entra la risa nerviosa y las ganas de matarla.

 María del Valme Luna García

La acústica inesperada

¿A quién no le ha pasado? Estás en clase, y en una conversación con tu compañera de pupitre, habláis de una canción. Te entra una desesperación curiosa, sudores, ¿cómo es posible que no sepa qué canción es? "Lo sabes seguro, si es súper conocida." Y, como no puedes esperar a que acabe la hora de Filosofía, te acercas a su oído y le susurras la canción. Desde la última fila de la clase, con la acústica tan mala que según la profesora tenía la cochera, la canción la escucha la de Filosofía. Ya te has separado de tu amiga, miras al frente y la profesora está mirando a la clase extrañada preguntando quién está cantando. Entonces, sí que te entran sudores de verdad, te ríes de forma nerviosa pues el resto de la clase también se está riendo por lo surrealista de la situación. Y cuando culpan al "tonto" de la clase, tú no dices ni pío y sigues riendo. A lo mejor nadie se ha dado cuenta...
Irene Gassín Mondaca

Te mato
Lo más normal. Estás en el Rub, llevas esperando mesa UNA HORA (una hora, que se dice pronto). Estás mirando a los jóvenes que están sentados en la mesa que has pedido, que ya han terminado de comer, pero como no tienen prisa, charlan. Por fin, se levantan y te señalan la mesa, pero no puedes pasar con ellos delante, así que esperas. De repente, aparecen un grupo de muchachos que van hacia la mesa, pero reparan en ti. Tus ojos están gélidos, pero echan fuego. Estás a punto de coger el cuchillo y clavárselos por la espalda para que no se pongan en la mesa. Uno dice: "La estáis esperando" y casi gritas: "¡Sí, la hemos pedido!" Pero lo peor es que, cuando estáis comiendo, te pide la mesa un muchacho un poco contentito y empieza a meterte prisa. ¿Lo matamos también?
Ana Maria Rodríguez Lobato
Las cosas claras y el chocolate... derretido.

Estás en clase de Filosofía... otra vez. El tema es repetitivo hasta la saciedad y tú has dormido más bien poco. Luchas por no quedarte dormido y decides picar algo. Llevas en el bolsillo una bolsa de lacasitos y, ¿por qué no? Coges uno y te dispones a comértelo. Pero eres una buena chica y tú no haces esas cosas... No sabes cuándo llevártelo a la boca para que no te pillen y te pones nerviosa y ¡plof! Aprietas tan fuerte el lacasito que explota en tus manos y te las llena de chocolate derretido. Miras a tu compañera de pupitre y le pides un pañuelo. Y cuando baja la vista a tus manos y las ve llenas de una sustancia marrón y pegajosa... Nada más que añadir.
María Murube Ponce.


La clave.. de la cúpula.
De estas veces que te han hecho una pregunta y tú que, o sabes que como se lo digas con palabras raras no te va a entender, o que te falta vocabulario, intentas explicarlo con ridículos gestos -a ver cómo respondía yo qué era un arbotante o la clave de una cúpula-. Empiezas a gesticular de manera patética, con aspavientos ridículos, señalando al techo con una pasión en la mirada propia del que se encuentra frente a una obra de arte, miras al que te ha hecho la pregunta y cuando ya reconoces en su rostro que lo ha pillado... entonces... entonces... hay alguien que te ha estado observando todo ese tiempo y se está riendo de ti a carcajadas.

María de Valme Luna

Cosas que pasan:
Estar en la playa con tus amigos, riendo, saltando, cantando, disfrutando de la tranquilidad. Y una de las veces en la que estás haciendo fotos, y tú eres la que posa, un hombre madrileño de mayor edad se acerca de repente sonriendo y te dice, sí una foto contigo.
Es uno de los momentos donde te quedas sin palabras y reaccionas riendo, porque no sabes que decir. ¿Una foto conmigo? Claro que sí. Luego cuando ya pasa y se va, recapacitas de lo que ha pasado y te quedas "Lol, nos ha pasado esto"
                                                                                                      Araceli Álvarez Ganfornina

Clave?
Harta de la situación famosa de estar enamorada y atreverte a decírselo al chico que quieres. Como lo ves poco decides hacerle un vídeo como sorpresa y mandárselo pensando que da menos vergüenza. Pero NO! es mucho peor y más cuando lo ha visto y lo único que te dice es "Gracias, de verdad me ha encantado, no me esperaba eso"
En ese momento piensas y dices: "no me ha aclarado nada de los sentimientos" y te dignas a preguntar y descubres que no se ha enterado de esa parte porque en lugar de aclares se enteró clave. Y justo esa parte que es la más importante no la entiende. Pasas vergüenza y después de todo no consigues nada porque no te animas a repetírselo en persona.
                                                                                                  Araceli Álvarez Ganfornina



Cruza los dedos:
Ese momento en el que alguien te está hablando, no oyes lo que dice porque estás a lo tuyo, pensando en algo, y te pierdes en la conversación. Pero te pierdes, hasta tal punto que no eres capaz ni de escuchar a tu interlocutor. Solo lo ves, cómo se mueven los labios, mientras piensas quizá qué habrá de cenar hoy en casa y de repente... Ves que se queda quieto, con el ceño fruncido. Entonces vuelves a la realidad y ¿qué haces? Asientes con la cabeza por toda respuesta. Y cruzas los dedos para que te haya preguntado con una cuestión total, para que hayas contestado lo que de verdad querías, o si no... ríndete, vaquero. Te han pillado.

Irene Gassín Mondaca

Presunta sorpresa:
Llevas preparando una fiesta sorpresa para un amigo desde hace mucho tiempo, sales a comprar el regalo con unos amigos más y cuando estás decidiendo qué comprar te das cuenta de que el cumpleañero se acerca, ¿pero qué hace aquí? está a punto de verte, ¿te habrá visto ya? Ante la duda ¡corre! Tal vez así no te vea.
Miriam Moguer Villalba

¡Quítalo! ¡Oh, Dios mío! ¡Quítalo!
Lo normal que suele pasar. Una buena peli, que ha sido éxito en casillas, y tú ves en el videoclub. ¿La alquilamos? Venga, vale, vamos a alquilarla. Pagáis, vais muy contentos/as, os acomodáis en el sillón de vuestra casa, ponéis la película y empezáis a verla. Ya desde el principio parece extraña, pero te ríes. Es graciosa, es, de hecho, bastante humorística. Hasta que, pasados unos cinco o diez minutos te das cuenta de que no es sólo de humor... ¡Es porno gay! Avanzas la película con el mando a distancia, pensando que, quizás, solo es esa parte... pero ¡No! ¡La película es de porno gay!
Empiezas a gritar. ¡Quita eso! ¡Dios mío, quita eso!
La quitáis, y aún traumatizados por las escenas que acabáis de presenciar, volvéis al videoclub con más dinero para alquilar alguna película Disney, que sabéis que no os va a decepcionar con porno gay.
Ana Maria Rodríguez Lobato

Esto en realidad solo me pasa a mí... 
Ese momento en que por fin han venido a recogerte y te diriges a tu casa, o al cine, o a la estación... y tú, con una seguridad total, vas a montarte en el coche, ¿qué si no?  Pero claro, tu madre- o mi madre adoptiva en este caso- tiene mucha prisa. Demasiada. La prisa la desborda. Y es tanto su afán de correr con el coche, que antes de que tus dos pies estén dentro, ella arranca el coche y pisa el acelerador. Entonces se te queda postura de patinete, y te das cuenta de que tienes un pie dentro del coche, el otro fuera; una mano agarrando la puerta y la otra sobre el asiento. Pero, ¿lo mejor? la cara de flipado de la vida, de horror y humor negro. Esa cara de patético. Esa cara.
                                                                                                                              Valme Luna García

Momento único...


En el que vas caminando por la calle, pensando en tus cosas y te pasa una de las siguientes cosas:
1. Tropiezas con el zapato por meterlo entre dos losas o porque simplemente tenía que pasar que te tropezases.
2. Un gato negro aparece de la nada (a mí en una ocasión me apareció de una ventana de rejas) y se te pasa tu vida por delante.
3. Vas cantando o tarareando y te das cuenta de que alguien, desde dentro de un coche o tras una esquina, te ha escuchado.
4. Vas hablando sola y ocurre lo mismo que en 3, pero peor. Por lo que optas por fingir que hacías 3.

Ante todos estos momentos, que todos individualmente hemos experimentado en algún momento de nuestras vidas, reaccionamos de manera similar: nos quedamos en silencio, miramos hacia ambos lados, atrás, de nuevo hacia delante... Uf, nadie me ha visto. Hasta que ves que alguien desde el balcón te observa con cara de: "Lo he visto todo..." Tú caminas algo más rápido y procuras perderte lo antes posible, quizá, para reírte tú de ti misma.

Irene Gassín Mondaca

Lalalalalaaaaa

Maravilloso ese momento de relax bajo la ducha caliente cantando como un poseso/a, sintiéndote solo/a en casa, perfectamente feliz. Es el momento que muchos esperan durante todo el día.
Al menos, es perfecto hasta que tu hermano llama a la puerta, y tu te callas antes, y luego lo envías a freír espárragos, y él suelta las palabras mágicas: Es que está aquí tu amigo/a aquí.
Pum, ducha al suelo. Cara blanca. Oh, no. Te ha escuchado cantar. TE HA ESCUCHADO CANTAR.
Entonces sonríes tontamente y sales, vistiéndote muy rápido. Y una vez fuera, ves que tu amigo/a está sonriendo de forma muy mala, y dice: Eh, cantas bien, ¿Eh?
Y se ríe. Y, bueno, aparece ese instinto animal de meter la cabeza bajo la tierra pero, por desgracia, entre tantas losas y alquitrán, no se puede.
Ana María Rodríguez Lobato


Momento en clase...

Estar en clase sentada al lado de tu mejor amiga y compañera, cansada del día porque es última hora y que la profesora diga "Tiempo libre, ponerse con los ordenadores" (solo pasa en primaria) y se te ocurre jugar en el paint. ¿A quién dibujas? A las pijas de tu clase que te caen mal, y empiezas a reirte con tu amiga. Y en ese momento de risas....viene la maestra y dice "chicas, ¿eso que significa? Ponerse de pie en la clase y enfrente de la pizarra disculparse a vuestras compañeras"
Y después de ese momento vergonzoso porque la maestra te ha pillado y encima tienes que pedir disculpas a las personas mas tontas del mundo pues sienta mal...
Pero ahora después de varios años te ríes y dices "¿te acuerdas de....?"
                                                                                                  Araceli Álvarez Ganfornina



Todos los años en las mimas...

Es el día de tu cumpleaños, estás con tus amigos, con tu familia o... con quien sea. Te miran, se miran entre ellos y de un momento a otro ¡zas! Comienzan a cantar el típico Cumpleaños feliz, estás emocionado, contento, pero... la canción se hace eterna, todos te miran, no sabes qué hacer, dónde mirar, la canción siiiigue y al fin escuchas ¡CUMPLEAÑOS FELIZ...BIEEEEEN! *Aplausos* así que terminas aplaudiéndote como un tonto para que dejen de mirarte todos..

Miriam Moguer Villalba.

Mamá, ¡¡no me abandones!!


Tu madre te pide que vayas con ella a hacer la compra, tú a regañadientes la acompañas, intentas portarte bien para que te compre algún que otro caprichito, le llevas el carro, tachas las cosas de la lista... Y entonces, justo cuando os ponéis en la cola, la inspiración divina le llega a esa señora que te engendró y te dice: quédate te aquí que se me ha olvidado... (lo que sea). ¡¡NO!! ¿Y SI ME TOCA? ¡NO TENGO DINERO! ¡¿QUÉ HAGO?! MAMÁ, ¡¡NO ME ABANDONES!! YO TE QUERÍA...

María Murube Ponce.


Ganas de matar

Eres pequeño, estás jugando y eres el último de tu equipo. Los del equipo contrario quieren ganar y... ¿Qué hacen? Pues uno de ellos se esconde en el tanatorio contiguo y empieza a llorar con voz de niño pequeño que llama a su madre. Tú, que no lo ves, te giras, asustado, y empiezas a gritar y a llorar, pidiendo a voces que saquen a ese pobre niño del tanatorio, que se lo han olvidado, o que hay espíritus, sin saber muy bien qué es peor. Y no los crees cuando, arrepentidos, te dicen que han sido ellos... hasta que te lo muestran. Entonces se sonríen de tu inocencia y acuden esas enormes ganas de matarlos poco a poco, haciéndolos sufrir... ¡Pueden dar gracias a Dios por que tu madre te pare antes de hacer algo!
Ana María Rodríguez Lobato
Ese momento cuando olvidamos algo...

Todos olvidamos algo a lo largo de nuestra vida. Lo malo es cuando ese algo es el dinero.
Ir al banco a sacar dinero, retirar la cartilla, guardarla y dejarse el dinero allí encima. Entrar en el coche y cuando necesitas ese dinero, darte cuenta que lo has olvidado. Nos ponemos nerviosos, histéricos, y sin saber que hacer. Volver al banco y tener la suerte de que nadie lo ha cogido y sigue allí. ¡Eso es Suerte después de pasar un mal rato!
                                                                                                    Araceli Álvarez Ganfornina


Todos somos humanos...

¿Y esa incómoda situación en la que estás manteniendo una conversación, tienes a una multitud rodeándote, pendientes de tus gestos, emocionada, en vilo, o atentísimo y... se te escapa un escupitajo del tamaño de un obús incapaz de pasar desapercibido que crea un silencio incómodo y acapara toda la atención de tu público? ¡Siempre acaba en risas!


María Murube Ponce

A todos nos ha pasado...
Ese momento en el que estás completamente solo, o eso creías, y te pones la música a todo volumen. Entonces, ida la olla completamente, te encierras en el baño o en tu habitación y cantas y bailas como si no hubiera mañana. Pero el instante de gloria en que los peluches o los botes de champú están disfrutando de tu concierto se ve interrumpido por... *tambores* ¡el infiltrado! Puede ser tu madre o tu hermano, el caso es que se te queda cara de flipao de la vida. En ese momento, intentas seguir bailando para no parecer asustado (en el fondo, el  corazón late a mil por hora), pero tu baile es ridículo y empiezas a reírte, por no llorar. Ese momento, señores, en el que tu reputación como persona normal se desvanece...

                                                                                                    María del Valme Luna García


¿Cómo escapar cuando eso pasa?

Como ya sabemos esta sección se trata de situaciones embarazosas. Mi ejemplo es "cuando estás hablando con un amigo/a dices algo y luego piensas pero...¿qué he hecho?"
Esta situación está presente en el día a día. Estar hablando con una persona de algún tema, y cuando te das cuenta bien porque hayas pasado un mal día o estés demasiado feliz, te pones a cantarle o le dices algo que le hace quedarse sorprendido y mirarte raro.
En esos momentos te pones roja, y reaccionas diciendo "No nada....no me hagas caso....ya sabes estoy loca..." Y en realidad, por dentro estás pensando "por favor que no se haya enterado o por favor olvídalo".
Cosas como estas que en realidad nos hacen pasar un momento angustioso, luego lo piensas y dices  "De verdad hice o dije eso..." ¡Patético! y nos produce un momento de risas.
                                                                                                    Araceli Álvarez Ganfornina


Ese momento cuando...
 Ese momento cuando estás hablando de alguien, riéndote de él, o imitándolo, y de repente tu amiga empieza a reírse. Entonces tu te giras lentamente como en una película y allí está, el imitado o el burlado. Y en realidad te cae bien y lo consideras genial, solo lo imitabas porque te hacía gracia su voz, o sus gestos, porque tenga mucho arte. Y piensas "Dios, qué va a pensar este hombre de mí" y ¿Qué se te ocurre? Decir "Era de broma, es que... en realidad... es porque tienes mucho arte y me hizo gracia..." pero como él te pone su cara típica, señalas a tu amiga y gritas "¡Ella también te imita!" Patético, señores, pero nos pasa a todos.

Ana María Rodríguez Lobato


Hoy vamos a crear una nueva sección dedicada a esas situaciones en las que lo pasamos mal, o bien escribir algunas que se podría decir que son las conocidas "leyes de Murphy". El objetivo de este apartado es echar unas risas.

Es una situación embarazosa cuando...

*Caminas por la calle y al encontrarte con un desconocido, no sabes cómo cruzar para pasar al otro lado sin bajarte de la acera, pues siempre coincidirás con él cuando tomes la decisión de hacerlo por el otro lado.
Solución: sáltalo por encima.

Irene Gassín Mondaca.

*Esta semana, volvemos a escribir sobre las situaciones embarazosas, esta es la que presento esta semana:
"Te encuentras por la calle con un compañero que hace tiempo que no ves o con alguien que no conoces demasiado, lo estás viendo, se está acercando, cada vez está más cerca, no sabes qué hacer, ¿lo saludas? ¿no lo saludas? ¿se acordará de ti?" 
Solución: ¡Sal corriendo!

Miriam Moguer Villalba.

*Ese momento en el que, tras haber preparado una sorpresa a alguien durante mucho tiempo, llega tu compañero/a de clase y le dice a la persona a la que va dirigida la sorpresa: "¿Qué pasa? ¿Nerviosa por tu cumple? ¡Te quejarás de amigos! ¿Lo celebráis el viernes, no?" Mientras tanto, tú te mueves tras tu amiga de forma exagerada intentando comunicarte con el "bocazas" y haciendo movimientos de tijeras con las manos, pero este, parece que lo entiende al contrario y continúa preguntando. Es entonces cuando tu amiga, que te quiere tanto, se hace la despistada y le habla de otra cosa para que tú no lo pases mal.

Irene Gassín Mondaca.

Los colores que nos asigna la vida

En la vida hay situaciones embarazosas para las personas, y no sabemos como actuar ni como sobrellevarlas. A veces nos incomodamos, nos ponemos rojos, o simplemente nos molesta esa situación pero no decimos nada.
 Hay situaciones diferentes y también depende de las personas, por ejemplo, cuando tenemos que exponer en clase un temario. Algunas personas se avergonzarán, otras no, eso depende de la personalidad de cada persona. Esa situación como la de explicar un tema la podemos considerar vergonzosa. Pero hay muchas más.
 Cuando estamos rodeados de un grupo de amigos y de personas, y nos contestan de forma desagradable, nos duele, pero a veces
pensamos que es mejor callar para quitarle importancia a lo que haya dicho. Y así es como llevamos el día a día, o a veces cuando tenemos un mal día, le contestamos de una forma más o menos aceptable. Y en algunas situaciones por contestar y no medir nuestras palabras somos los causantes de crearle una momento embarazoso a otra persona que puede que no tenga culpa. Y sin darnos cuenta somos la causa del malestar de alguien.
 Las personas tendemos a expresar nuestra reacción con los gestos de nuestra cara, solemos estar rojos cuando es una situación vergonzosa, tímida, aún sin confianza. Tenemos un rostro pálido, cuando nos encontramos mal, si estamos enfermo o simplemente tenemos frío. Miramos intensamente y apretamos la mandíbula cuando estamos enfadados y necesitamos estar solos.
Todas estas expresiones se llevan a cabo dependiendo de la situación y de la personalidad de cada persona. Como estas situaciones hay muchas más todas experimentadas en el día a día de la persona y es así como nos hacemos fuertes, como sobrevivimos. Como es el ser humano, un animal dispuesto a cambiar la sociedad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario