Se crea o no en estas presencias, en un Dios o en el destino, todos, en el fondo, tenemos esa voz que nos dice que es cierto, que necesitamos creerlo, que es lo mejor para nosotros. Nos dirá la voz que los sacerdotes son unos mentirosos, que las grandes instituciones no valen la pena, que lo único que quieren es controlar nuestra mente, pero que esas creencias no son tan malas, al fin y al cabo, una vez se deshace uno de todos aquellos organismos de poder que intentan pervertirla con reglas e idioteces -y perdón por la palabra- que, en realidad, no dijo ningún profeta y no está recogido en ningún sitio. Porque, si Dios nos dijo Todos caben el reino de Dios(...) Amaos unos a otros (...) es que, en realidad, ni homosexuales, ni mujeres, ni niños, ni animales están fuera de estas creencias. Es que, en realidad, todos, TODOS pueden entrar en esas creencias y compartirlas, sin verse afectados por lo que digan cuatro ancianos que, lo único que quieren, es controlar el mundo a través de algo que, de otra forma, habría sido bueno.
Durante siglos, los hombres se han preguntado una y otra vez por el Destino, por los espíritus y por los Dioses. Siempre han creído que, detrás de la realidad, había algo más que lo controlaba todo. A lo largo de la historia la filosofía y la ciencia han ido desmontando el mito del Dios controlador de la vida, pero la gente ha seguido creyendo en el Dios creador y en el Destino. Pero, ¿Qué papel tan importante juega lo paranormal en nuestras vidas?
Hay muchas series que juegan con la idea de los espíritus en trance para su guión, y tienen bastantes telespectadores. Así, muchas personas creen en la existencia de un Dios, un Demonio, y unas almas... sobre todo esto último.
El alma puede resultar ser un misterio, pero muchas personas las da por evidente. El alma, para ellos, es tan parte de sí como lo es el cuerpo. Algo que, si no existiera, no habría espacio para la vida.
Pero, ¿Cuál es la auténtica realidad? ¿Existe o no el alma de las personas? ¿Es posible hablar de un Dios y un Cielo?
Todas las religiones hablan de ello. El judaísmo, la más antigua religión mayoritaria, creía en la existencia de un Dios que los ayudaba y controlaba sus vidas, existiendo así el Destino. El cristianismo, derivado del judaísmo, opina lo mismo, pero añadiendo un Mesías, un Profeta nuevo que vino a salvar a la Humanidad. El Islam, la siguiente religión, habla también del mismo Dios, pero con otro Profeta. Realmente, es algo extraño que estas tres religiones estén en continua guerra, ya que las tres hablan del mismo Dios, pero de distinto Profeta. Incluso Mahoma llegó a decir que la mejor mujer de la historia había sido María, la Virgen.
Por otro lado, las religiones orientales como el Hinduismo, el Budismo o la religión de Krishna, también hablan de los Dioses y el destino.
Apartando de aquí a los distintos poderes que llevan estas religiones (tales como el Vaticano, por ejemplo), encontramos unas creencias de gentes normales que piensan que, tras morir, no serán sólo polvo y huesos, sino algo más. Unas creencias que ayudan a las personas a seguir adelante y a luchar por sus vidas, sin dejarse abatir por la muerte.
Y este ha sido siempre un recurso muy utilizado por las sociedades del mundo a lo largo de la historia. Además, se han dado casos de personas que han notado presencias invisibles o extrañas en su casa o con ellos, han visto moverse solos utensilios pesados o incluso han oído pasos o voces estando solos. A veces, se ha dado el caso de que, tras perder a alguien querido, se haya notado su presencia por la casa.
Puede ser -no lo niego-, una ilusión de la mente desesperada por el dolor, pero la presencia de espíritus o la creencia en ellos nos hace ser más fuerte, demostrando que, de una forma u otra, lo paranormal y la creencia en dioses y destinos puede volvernos luchadores o estoicos.
Es una forma más de supervivencia. La más primitiva y la única que ha sobrevivido al tiempo y los achaques de la historia. Así que, tan mala no puede ser...
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