En la vida hay situaciones embarazosas para las personas, y no sabemos como actuar ni como sobrellevarlas. A veces nos incomodamos, nos ponemos rojos, o simplemente nos molesta esa situación pero no decimos nada.
Hay situaciones diferentes y también depende de las personas, por ejemplo, cuando tenemos que exponer en clase un temario. Algunas personas se avergonzarán, otras no, eso depende de la personalidad de cada persona. Esa situación como la de explicar un tema la podemos considerar vergonzosa. Pero hay muchas más.
Cuando estamos rodeados de un grupo de amigos y de personas, y nos contestan de forma desagradable, nos duele, pero a veces
pensamos que es mejor callar para quitarle importancia a lo que haya dicho. Y así es como llevamos el día a día, o a veces cuando tenemos un mal día, le contestamos de una forma más o menos aceptable. Y en algunas situaciones por contestar y no medir nuestras palabras somos los causantes de crearle una momento embarazoso a otra persona que puede que no tenga culpa. Y sin darnos cuenta somos la causa del malestar de alguien.
Las personas tendemos a expresar nuestra reacción con los gestos de nuestra cara, solemos estar rojos cuando es una situación vergonzosa, tímida, aún sin confianza. Tenemos un rostro pálido, cuando nos encontramos mal, si estamos enfermo o simplemente tenemos frío. Miramos intensamente y apretamos la mandíbula cuando estamos enfadados y necesitamos estar solos.
Todas estas expresiones se llevan a cabo dependiendo de la situación y de la personalidad de cada persona.
Como estas situaciones hay muchas más todas experimentadas en el día a día de la persona y es así como nos hacemos fuertes, como sobrevivimos. Como es el ser humano, un animal dispuesto a cambiar la sociedad.


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