Muchas veces nos entra ganas de abandonar, de darlo todo por perdido, de tirar la toalla, de llorar, de gritar, de darnos completamente por vencidos, de dejar que el mundo nos pise y de vivir como podamos, con esa derrota sobre nosotros. A veces la vida es demasiado dura para poder vivirla, demasiado punzante, demasiado dolorosa... Entonces caemos y...
¿Qué? ¿Qué pasa después?
¿Acaso no piensas levantarte? ¿Vas a dejar que cualquiera te pise, que cualquiera haga suyo lo que debería ser tuyo?
Dijo una mujer luchadora A Dios pongo por testigo de que no lograrán aplastarme. Yo he hecho mío ese lema. Hazlo tuyo también.
En efecto, la vida es dura. Es un camino de rosas, rosas que tienen largas espinas que arañan nuestra piel, rosas entretejidas con fuerza entre ellas, que no dejan entrar ni un mísero rayo de luz... rosas que, al fin y al cabo, son rojas, bañadas con la sangre que nos brota de los brazos.
Pero rosas. Rosas hermosas, de terciopelo, que curan a la vez que dañan.
Mira a tu alrededor. Ves que hay otros caminos, caminos de margaritas, caminos de claveles, caminos de romero y de violetas. Son caminos que no duelen. Pero tampoco tienen el terciopelo. Tampoco tienen el final glorioso que espera a aquellos con caminos de rosas.
A lo largo de la historia los supervivientes siempre han tenido su recompensa. Todos. Sin faltar ninguno. Lucharon contra las espinas y se quedaron con los pétalos, llegaron al final de camino y les esperaban maravillas, el Paraíso en vida.
Todos hemos contemplado ese Paraíso. Para unos, es una montaña de dinero, para otros, es el mar, y para unos últimos, niños escuchando lo que dices... pero es el mismo Paraíso.
Y jamás, NUNCA, se podrá conseguir yendo por un camino de margaritas o violetas. El verdadero Paraíso sólo está al final del camino de rosas.
El verdadero destino, la verdadera grandeza, se alcanza luchando por ella.
Dicen que cuanto más cuesta conseguir una cosa, más maravillosa es al final, y tienen razón.
Soñar no es bastante. Hay que luchar por los sueños.
Siempre.
Por las rosas.
Aunque duelan.
Por las rosas.


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