domingo, 27 de enero de 2013

Mayoría de edad.


El día 23 de enero, una de nuestras diseñadoras cumplió la mayoría de edad, los ansiados dieciocho años. Parece mentira. ¡La de cosas que cambiarán sin que apenas se dé cuenta! Es LA edad. La edad a la que supuestamente se debe de haber alcanzado la madurez, aunque no la consigue precisamente ese día, habrá gente que madure antes y otra después. Pero el caso es la chica en cuestión, Miriam Moguer Villalba, ya es mayor de edad.


Y para hacerle algo especial, sus amigos hemos procurado que jamás olvidase ese día. E hicimos todo lo posible por que así fuera. Y creo que lo conseguimos. Me explico:
Empezamos a organizarlo con tiempo, y decidimos que el cumpleaños lo celebraríamos el día 25, pues era viernes y daba comienzo al fin de semana. Era el día perfecto. Aunque pensamos que el mismo día de su cumpleaños, que era el miércoles 23, no podíamos dejarlo pasar sin más. 
Y por muchos exámenes que nos mantuvieran ocupados, todos buscamos un ratito para celebrar con ella sus 18. Yo había quedado con ella para dar una vuelta por la plaza e invitarla a un dulce. Pero lo que ella no sabía es que cuando íbamos hacia allí, en la esquina de su calle le estaban esperando ocho locos con un cupcake pitufal y unas velitas. El susto fue para grabarlo, y antes de que le diera tiempo a reaccionar, todos comenzamos a cantar cumpleaños feliz. (Nota mental: añadir al apartado de "Situaciones embarazosas" el momento en el que te cantan "Cumpleaños feliz" y no sabes para dónde mirar). Ella se puso roja como un tomate mirando al suelo. Y fue entonces cuando uno de los nuestros le entregó el regalo de aquel día, el único regalo: un medallón en el que rezaba "Hoy cumplo 18 años", y que solo tendría sentido ese día. Pues ya no podrá volver a cumplir esa edad. Fue aquel día y solo ese.
Después, todo transcurrió con más o menos tranquilidad, pasamos una tarde agradable acompañándonos los unos a los otros y haciendo juegos en el móvil, pues el propietario del mismo acercaba con un zoom las fotos y el resto intentaba adivinar de quién se trataba.
La tarde acabó con un brindis con kinder bueno (nótese la publicidad infiltrada "sutilmente").


Pero no fue hasta este viernes pasado cuando lo celebramos en serio. Por la mañana todo fue normal, un día de examen, aburrido, largo. Pero por fin llegaron las 5 y vinieron a mi casa tres amigos (una de entre ellos, una redactora de este blog) y, tras disfrazarnos de forma ridícula, grabamos un videoclip con la música de "Opa gangnam style", a la cual le habíamos cambiado la letra (en ella hablábamos sobre el cumpleaños y animábamos a bailar a la cumpleañera). Lo grabamos en plena calle, comos lo valientes, y después fuimos dejando una serie de pistas y regalos por algunos bares del pueblo.

Compramos globos con forma de corazón y encargamos un ramo de chucherías (con otro globo, ¡pero de helio!). Ya solo quedaba esperar a que todo saliese según lo previsto. 
Todos esperábamos en nuestra madriguera, el pub "Gente", donde solemos reunirnos. Allí todos (alrededor de 15 personas) la esperábamos sentados, con globos de corazón en las manos y la primera pista sobre la mesa, junto a un par de gomitas también con forma de corazón (insistimos en esta forma porque a nuestra diseñadora le encantan los corazones, casi raya la obsesión). Cuando ella llegó, no le hablamos, solo nos quedamos mirando hacia la mesa para que mirase qué estábamos mirando, precisamente. Y así lo hizo. Entonces, rió de forma nerviosa, comprendiéndolo todo. Y fue en ese momento cuando todos, que habíamos permanecido como petrificados, comenzamos a cantar de forma estruendosa, haciéndola pasar nuevamente una vergüenza tremenda, pero merecida.
Así comenzó la gymkhana. Del "Gente", tuvo que ir al "Bar de Rosa", donde un camarero gracioso la invitó a fregar los platos, pero luego le entregó unas gomitas, un regalo (unos pendientes de búhos) y la siguiente pista escrita en verso, que comenzaba diciéndole "Pequeñitos y verdosos..." Nuestra diseñadora comprendió que nos referíamos a los duendes, y efectivamente, fue corriendo al "Burguer Duende". Sí, señores. han oído bien. Corriendo, pero de verdad, como si se tratara de una maratón la de los dieciocho años corría como si tuviese diez, y al resto no nos quedaba más remedio que correr tras ella, divertidos, pero cansados. En el "Duende", le entregaron de nuevo gomitas, una pulsera de búho y la siguiente pista, que la mandaba al "río de la ciudad", esto es, el bar "Guadalquivir", en "La laguna". De nuevo, la mayor de edad comenzó a correr como si la persiguiesen para matarla y al llegar, el camarero le sirvió un chupito de vodka negro. Es gracioso, porque en este bar, un par de años atrás, la habían echado vilmente. Pero esta vez, no podían echarnos, porque ¡tenía dieciocho años! Además, le dio una magdalena de peluche con una frase que rezaba "Gracias por ser así"... y la siguiente pista, que la mandaba de nuevo al lugar de inicio. Allí, nuestro camarero favorito, Isra, le hizo entrega de su último regalo "material": una maletita con estampado de periódico. Mientras la veía divertida, pusimos una presentación de fotos intercaladas con textos, cada uno de alguien distinto, dedicatorias de cada uno de sus amigos. Nuestra diseñadora, según lo esperado aunque no tan pronto, comenzó a llorar con la primera imagen. Tras acabar, le dimos el ramo de chucherías que le habíamos encargado, del que colgaba el globo de helio.

Mientras lo veía y hablaba con otros, le pusimos en la tele el último regalo: el videoclip que habíamos grabado, con el que lloró... ¡de risa! Al ver a algunos de sus amigos dar saltos de forma ridícula, con ropa ajustada y gafas grandes, cantando una canción que hablaba de ella y de su cumpleaños.
Todo acabó con nuestra diseñadora agradeciéndonos todas las sorpresas con voz aguda tras haber respirado el helio del globo.
Fue un día sin duda inolvidable.
Sin duda, se lo merece.
Desde aquí, el último homenaje a este cumpleaños tan especial de la mayoría de edad de una gran persona: Miriam Moguer Villalba.
¡Felicidades!



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